>Reprimen a activistas antitaurinos en Colombia

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Los medios masivos de comunicación como “El Confidencial” o “Terra” hablan de diez policías heridos y 13 activistas detenidos tras una manifestación antitaurina en la localidad colombiana de Chía, cercana de Bogotá.

La manifestación fue en respuesta a la “celebración” de una corrida de toros en dicho municipio.

La alcaldía de Chía, mando un comunicado declarando de unos 200 activistas que se reunieron para expresar su oposición a la crueldad taurina y estos marcharon por las principales calles de la localidad hasta llegar a la plaza de toros, en donde efectivos policiales estaban apostados para evitar el paso de los activistas.
Pero estos al escuchar la música del primer toro asesinado, insistieron a lo cual la policía respondió con represión y así mismo los activistas se defendieron.

Declaraciones de los activistas antitaurinos a los medios locales:
«No estamos de acuerdo con eso porque no se nos hace que es cultura, no se nos hace que es arte, es simplemente una tortura.»

«Íbamos llegando en la marcha y los policías, no sé por qué, empezaron a atacar», dijo uno de los manifestantes a la cadena de televisión CityTv.

Los antitaurinos argumentaron que esta localidad colombiana nunca ha tenido arraigada una cultura del toreo y pidieron que la inversión en este tipo de festejos fuera destinada a otros aspectos prioritarios para el municipio.

>La crueldad y el especismo de la fiesta de San Fermín en España

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En España, mas específicamente en las calles de Pamplona; todos los años entre el 7 y 14 de junio se celebra la conocida “fiesta” de San Fermín. Acompañado de los llamados “encierros” que son la mayor atracción para los turistas.
Los llamados “encierros” se dan inicio a las 8 de la mañana, cada día de celebración en honor a San Fermín, y consiste en una carrera de 849 metros por las calles de Pamplona, perseguidos por uno o mas toros indefenso.
Para este acto los toros son criados en campos donde están encerrados a oscuras sin mayor ruido, para así cuando son soltados en las calles de la ciudad estos se incomodan por la aglomeración de personas y bullicio ocasionado por estos, pero aparte de eso son obligados a correr mediante shock eléctricos, además de golpeados y hostigados por los “corredores”.
Al ser las calles de Pamplona con esquinas muy cerradas, los animales suelen resbalarse y caer, golpeándose en los muros o barreras de contención, torciéndose los miembros, y causándose heridas cuando caen en bloques. Además que los “corredores” también se exponen a correr graves heridas o la muerte.
El fin del encierro se realiza por las tardes desde el lugar donde fueron encerrados por la mañana hasta llegar a la plaza del castillo, lugar donde se finaliza esta actividad. Aquí serán torturados, mutilados y luego asesinados sin piedad y justificación por un torero que les entierra una espada en la garganta y cabeza.