Como ser humano que es considerado por la sociedad encargada de estereotipizar a todxs los seres vivientes del planeta; la sociedad misma y mis actos me transforman en un ex universitario, y con ésta postura escribiré lo que simplemente pienso ahora; éste año de movilizaciones las sentí al calor de los cuerpos transpirados en marchas y les olí con el hedor de los neumáticos quemados en las barricadas, también le percibí en esas «acaloradas» disputas entre quienes buscaban el «arancel diferenciado» y aquellos que deseaban la «educación gratuita».
Seré franco en mi pensar, no creo actualmente en una educación gratuita, de hecho cuestiono el mero hecho de ser educadx; pero lo que sí me atrajo al movimiento estudiantil en un principio fue por el hecho de conocer a la gente que te rodea mientras estudias, gente a la que habías visto antes y quizás conversado, pero que jamás habías creído que tendría el sentir para comenzar a insurrectarse, fueron estos espacios los que me mantuvieron presente en aquel espacio, la adrenalina, ese deseo quizás de autodestrucción, de autodestrucción libertadora, ese masoquismo en nuestras conciencias que cada ser críado en éste sistema podría llegar a tener.
También me gusta ser claro; la demanda en sí misma que mantenía el movimiento educacional era una escusa para el mismo sistema; «Domesticación gratuita» nos burlábamos, tratar de alcanzar en el mismo estado que te jode con impuestos, que te regula, que te atemoriza, destruye, entristece, miente -¡ese mismo estado!-, tratar de que vuelva a cumplir con sus deberes sociales que jamás cumplió de manera eficiente, como si la educación formal dependiese de nuestro desarrollo como seres humanos, ¿de cuanta mierda más está convencido el trabajador, el estudiante, la dueña de casa!?. (¿Cómo quieres que el Estado te solucione los problemas cuando el Estado es el Problema?)
Exigir educación gratuita quizás pueda ayudar a que tu vida dentro del viciado sistema se alivie, ya que tú mismo o tu familia no tendrán que pagar para que los transformen en máquinas útiles dentro de la producción, engranajes para la destrucción de la vida en todos sus niveles, en fin; vuélvete ingenierx forestal; aprenderás como hacer del pino un árbol que crezca fuerte y sano a las expensas del suelo donde se planta, vuélvete bioingenierx, transformarás la soya hasta hacer que acabe con los demás organismos que viven a su lado, vuélvete ingenierx en minas, ganarás millones en poco tiempo, a expensas del sudor de los mineros y de toda la cadena de producción; o quizás te sientas incómodo con ésta realidad capitalista y tratarás de cambiarla desde dentro; a aplicar sus políticas públicas, a repartir una ínfima parte de sus ganancias en forma de bonos, puede también que te guste el lado social pero también el lado científico; ¡sociología! aprenderás a elaborar encuestas, analizarás sus resultados, ayudarás al estado a crear ¿maneras menos traumantes para discriminar la pobreza, ¿antropología?; sí! paquea y sapea las comunidades indígenas, también puede que te guste el arte; estudia arte entonces, aprende de los cánones de belleza de ésta sociedad occidental, transformate en el gusto de la gente más acomodada, ¿arquitectura? bueno, a esos mismos les gusta vivir en lugares elegantes, destruir el mundo desde una oficina estéticamente agradable a los ojos «con gusto»; tienes toda una vida para desperdiciar y sobrevivir, que nada te detenga en escoger la manera en arruinarle dentro de una institución. (Quizás esas debiesen ser las verdaderas propagandas de las universidades e institutos, les ayudaría a vivir un poco más cómodos con sí mismo a los que te dicen como debes vivir.)
Hay algo que también me molesta algo, a veces, cuando pienso que estoy más anarquista; la izquierda. Esa sumisa y tonta respuesta que necesita el capitalismo, gente que crea que ganando federaciones estudiantiles van a cambiar el mundo, que llenando la ciudad de propaganda con relación a sus partidos y orgánicas van a cambiar la opinión de la gente alienada. Son el punto de fuga que tiene ésta misma sociedad asquerosa , son la excusa de tu madre que trabaja y desperdicia su vida en el trabajo y que tus tíos que hacen lo mismo y no cambian sus vidas, son el «yo también odio el capitalismo, por eso voto la izquierda», ah bueno!, entonces votemos todos por ellos! así cambiaremos el mundo de 934 años contemplados en las políticas del partido. El capitalismo y el socialismo se necesitan mutuamente, sin un punto de fuga el capitalismo se enfrentaría directamente con la rabia de los miles explotados que le verían nítidamente como es; la izquierda es negocio, miles de millones de dólares al año son gastados en publicidad para orgánicas, miles de tazas con hoces y martillos, poleras del Ché, parches de Marx, banderas (sí, en el Líder venden banderas rojinegras), de todas esas cosas que la gente compra para sentirse un poco más «rebelde», de demostrar su «descontento social», son miles de millones de dólares, en mi mente no caben tales cifras, la izquierda y el capitalismo se necesitan, sino, el Estado ya hubiese sido abolido. O por qué creen que el Estado se encarga tanto de denostar al Anarquismo, la izquierda en tratarnos de «monos locos», no es porque seamos los iluminados ni la vanguardia ni nada, pero somos los que tratan realmente de cambiar sus vidas y de escupirle en la cara a quienes quieren hacerte vivir una vida que no deseas, somos una respuesta, somos el mundo oculto en las calles, somos las ratas, los mamíferos dentro de ésta selva de dinosaurios que se pelean entre ellos.
Hay un libro que no está traducido, se llama «Anarchy in the Age of Dinosaurs», (trataré de traducirlo lo más pronto posible); el primer rollo es simple: La izquierda es un dinosaurio gigante, son una especie de Braquiosaurio, son varios dinosaurios chiquititos que se unen en un solo dinosaurio gigante y tosco para defenderse del capitalismo, pero como crecen tanto se vuelven lentos, por ende de igual modo suceptibles al ataque de los Velociraptors capitalistas, rápidos y de tamaño mediano, también existen otros dinosaurios de izquierda más pequeños, que envidian y critican a los dinosaurios gigante, pero si tuvieran la oportunidad también se volverían un dinosaurio grande. En esa selva de mundo en la que los dinosaurios pelean y son devorados, existen otros mamíferos, nosotrxs, las pequeñas ratas, merodeamos entre las patas de los dinosaurios, quizás no seamos tantos, pero nos reproducimos rápido, tenemos madrigueras, podemos crecer y crear maneras en nuestras propias madrigueras temporalmente autónomas sin que lxs dinosaurios nos molesten mucho, pero aún así hay mamíferos que quieren ser dinosaurios grandes, todavía no saben que no debemos buscar una unidad, debemos ir tras la armonía, no queremos 500 compañerxs que sean uniformados bajo capuchas rojas, gritando consignas a favor del «poder popular» y de la «manera de hacer las cosas», debemos apelar a la armonía, a vivir en esa escencia que se llama Anarquía, a vivir de a cuerdo a lo que sientas, pero de vivirle ¡ya!. Como anarquistas, no creo que tengamos la capacidad de decirte qué hacer, que tu propia conciencia se reserve el derecho de hacerte sentir culpable o limpio con ti mismo y tu destino, nosotros quizás te gritemos los argumentos en escritos, en murallas, fanzines, libros, et cétera, pero no te tomaremos por los hombros y golpearemos argumentativamente con esa seguridad autoritaria que otorgan las ideologías, no lo haremos, o al menos trataremos de no hacerlo, pero somos humanos, a veces explotamos al ver al rebaño humano tan… ¡rebaño!. Buscar el altruísmo, no el egoísmo altruista de los cristianos, que hace dos mil años viven (y que claramente nos ha llevado al mundo más justo que podemos soñar ¿no?), el atruísmo sin más, hacer el bien no porque te el «Señor» te dará un terrenito en el cielo, sino, por el mero hecho de hacerlo. Es una especie de amar más la trama que el desenlace, amar el acto de ser solidarix, más que el acto de recibir una recompenza.
Como seres propensos a la anarquía debemos entrar en considerar ciertas cosas; la anarquía mi donde se viva, pero siempre será la misma lengua pero con distintos matices, al igual que una lengua esta debe ser vivida/hablada sino sería una lengua muerta, como una lengua no se puede hacer entrar en un dogma por mucho que se quiera hacer siempre desbordará los límites de donde se le encierre.
Extraído desde: Periódico anarquista El Amanecer