“El estudiante ignora que la Universidad se haya convertido en una organización -institucional- de la ignorancia, que la “alta cultura” se disuelva al ritmo de la producción en serie de los profesores, que todos los profesores sean cretinos, los cuales en su mayoría provocarían el escándalo de los alumnos de cualquier colegio; él continúa escuchando respetuosamente a sus maestros, con la voluntad consciente de perder todo espíritu crítico a fin de comulgar mejor de la ilusión mística de haberse convertido en un “estudiante”, alguien que se ocupa seriamente de adquirir un saber serio, con la esperanza de que eso le confiará las verdades últimas.” Internacional Situacionista, 1966. (1)
Para generar una crítica aguda hacia la universidad que pueda aportar a las discusiones y reflexiones varias, cabe primero definir ciertas cuestiones que pareciera no han sido si quiera tomadas en cuenta por aquellos patrocinadores de la mal denominada lucha o movilización desde la universidad, sujetos a los cuales nos referiremos como falsos críticos.
No queremos que este ensayo sea ajeno a individuos que no participan dentro de movimientos sociales o de periodos de protesta social, es por eso que queremos antes que nada aclarar que lo siguiente nació a raíz de la necesidad de levantar una crítica que sea antagonista a la postura que tienen innumerables falsos críticos y estereotipados académicos y estudiantes universitarios que sostienen que la universidad en el siglo XXI es esencia y representación del conocimiento y núcleo de la movilización y lucha estudiantil, incluso revolucionaria. Creencias bastantes absurdas desde nuestro ojo.
El término “universidad” deriva del latín “universitas magistrorum et scholarium” que significa “comunidad de profesores y académicos”, y su nacimiento como institución es cercana a diferentes religiones, basados en los estudios de diversos autores, se puede sostener que especialmente a la cristiana, puesto que las primeras universidades a principios del siglo X se desarrollaron en escuelas monásticas y catedralicias, es así cómo adoptaron enseñanzas dogmáticas a partir del fundamento religioso que rodeaba al escenario universitario ya en ese entonces. En la evolución de la universidad entendida como institución, su siguiente paso fue desarrollarse en torno a la medicina, es así cómo la primera institución en recibir el titulo de “universidad”, tendría lugar en Bolonia en el año 1317. A partir de ahí las universidades comenzarían a expandirse por toda Europa, sirviendo no solo a la construcción de un símbolo estructural que significaría primero que nada, encarcelar el conocimiento y el desarrollo del intelecto según demandaba el dogma religioso o burgués escondidos tras dichas instituciones, sino también eran poderosos símbolos de la desigualdad social y cultural ya en el siglo XV.
Hoy en día, en pleno siglo XXI la universidad ya dejó de ser el interés de la elite burguesa o religiosa como sucedía en los años pasados, ahora pareciera que todos vieran la universidad como un símbolo de sabiduría, desarrollo o intelecto, cuestiones de las que no podría estar más lejos. La universidad no puede ser la esencia de tales conceptos, ni siquiera de la intelectualidad puesto que su estructura jerárquica, competitiva, formal y fundamentalista de la cual se rige desde sus inicios coarta cualquier tipo de desarrollo o fomento de la sabiduría, que solo puede fluir en escenarios libres, asociativos, autónomos, sin exigencia, autoridad o presión alguna. La universidad también mucho más que en siglos anteriores actualmente se ha instalado como una meta de las familias sean de clase burguesa o clase trabajadora, algo en eso tendría que ver la necesidad del status que otorga la sociedad dentro de los roles de la civilización moderna, lo que debiera tener su final si es que se quiere alcanzar el éxito individual y no el progreso de la sociedad y el sistema despiadado del cual se rige.
Es a raíz de la importancia que el poder no inocentemente ha instalado de la universidad en la sociedad, es que diversos movimientos u organizaciones que afirman ser críticas del orden imperante plantean que dicha aborrecible institución es la representación del conocimiento o incluso de la organización consciente de los jóvenes, lo que no hace más que demostrarnos que aquellos falsos críticos no buscan más que reformas por medio de métodos que patrocinan y crearon los antepasados que lo que hoy día se jactan de ser los amos, llámense banqueros, políticos o el mismo clero, detrás de innumerables universidad aún con su tremendo desprestigio social. Pero aquellos métodos solo sirven para la defensa y la validación de lo que nos somete, de la estructura que sirve cómo piso para la producción de profesionales que en el mañana serán quienes guíen dentro del imperio capitalista. En ese sentido no vemos diferencia entre aquel que defiende el banco que no nos sorprendería, algunos en el mañana traten de convertirlo en “popular”, con aquellos que ahora defienden y glorifican la universidad.
Nosotros, los anarquistas seremos antagonistas de cualquier falso crítico que avale o defienda alguna estructura tangible o no tangible que sirva para la domesticación o sometimiento al servicio de los poderosos, es por eso que llamaremos al incendio sobre todas las universidades del mundo sin hacer caso aquellos moralistas que hablan de críticas desde los brazos de sus amos.
Nota:
(1) “Sobre la miseria de la vida estudiantil considerada bajo sus aspectos económico, político, psicológico, sexual e intelectual”, publicado en 1966 en la Universidad de Estrasburgo por estudiantes y miembros de la Internacional Situacionista (I.S.).
Escrito por Amelia Ayelén.
Publicado en El Amanecer, nº25 , Octubre 2013.