La ciencia nos impone verdades, dudosas la mayoría quizás tan o más que la concepción o institución misma de la verdad, una de esas tantas verdades es la de ubicar al ser humano en términos biológicos como un ser “social”, a partir de eso se constituyen principios, conductas e ideologías pre-concebidas e impuestas para todos, pero más allá de la discusión casi existencial que el cuestionamiento a lo primero pueda invitarnos, mi intención está en analizar una serie de problemáticas que la obligación por norma a socializar trae asociadas.
“El espectáculo (ideologías, cultura, arte, roles, imágenes, representaciones, palabras-mercancías) es el conjunto de las conductas sociales por las que los hombres entran en sistema mercantil, participan en él en contra de sí mismos convirtiéndose en objetos de supervivencia – mercancías -, renunciando al placer de vivir realmente para sí mismos y de construir libremente su vida cotidiana. Sobrevivimos en un conjunto de imágenes a las que nos sentimos obligados a identificarnos. Cada vez actuamos menos por nosotros mismos y cada vez más en función de abstracciones que nos dirigen según las leyes del sistema mercantil (beneficio y poder). Carece de gran importancia que los roles o las ideologías puedan ser favorables u hostiles al sistema dominante puesto que permanecen dentro del espectáculo, del sistema dominante. Sólo lo que destruye la mercancía y su espectáculo es revolucionario.”