En está vida de esclavos en un sistema donde se nos imponen conductas, estereotipos, roles y nos aprietan nuestras cadenas al punto de casi evitar que respiremos mediante el trabajo asalariado, las deudas, las enfermedades y tantas formas que ellxs, nuestrxs enemigxs oprimen “nuestras” vidas, se nos hace imposible no frustrarnos, no resignarnos y no encontrarle la salida a este túnel oscuro de fracasos, a la dificultad de adaptarse a un mundo diseñado para venderse y ser explotadx. Por esto mismo, he sido testigo de cómo muchas veces entre mismxs compañerxs se generan episodios de conflictos violentos, de insultos, de conversaciones destructivas, creo que aquello, se produce ya que nuestrxs amigxs y compañerxs son los individuos más cercanxs a nosotrxs, por ende son los primerxs en ser quienes reciben nuestras frustraciones manifestadas en rabia, ya que muchas veces no sabemos manejar nuestras emociones, y entender que a quienes debemos expresar la rabia, no es precisamente al amigx o compañerx que está al lado, sino al enemigx que está en frente.
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