Hace bastante tiempo vengo observando una conducta que que se repite y que, en verdad, resulta bastante molesta. Es costumbre – desde la Antigua Roma aproximadamente-, escribir en los baños públicos. Y me entretiene bastante leer aquellos escritos. Sin embargo, hay una diferencia abismante en el contenido de estos; y se debe a un factor siempre menospreciado por mí, pero no por eso no existente: el género.En colegios, universidades y bares, se repite el mismo patrón. En baños de hombres son verdaderos diálogos en torno al falo, y en baños de mujeres es una verdadera lucha por conquistar un lugar en el mundo, lamentablemente situándose por enésima vez como Objeto. Me centraré en esta última situación, pues los improperios allí escritos son ofensivamente ridículos. Son básicamente así: nombre y apellido de una mujer, a veces el lugar donde estudia o trabaja, se le tilda de puta, de ninfómana, etc. y generalmente en el enredo hay un hombre de interés común, implícita o explícitamente.
Seguir leyendo La lucha equivocada
Seguir leyendo La lucha equivocada