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Además son tratadas como meras maquinas de producción, son sometidas a diversos exámenes rutinarios como cortes de alas para que no se vayan y sigan produciendo, regímenes alimenticios artificiales, manipulación genética y otros.
Para poder combatir las plagas que no ayudan a la producción de miel y polen, muchos de los apicultores han decidido usar pesticidas artificiales que no solo dañan a las abejas sino también a ellos mismos porque contienen grandes tóxicos al ser inhalado.Para qué las abejas no dejen de producir miel, polen, jalea real, veneno y demás, se les alimenta con comida artificial que sustituye el polen y la miel, que es su alimento natural, pero todo esto tiene como consecuencia la baja productividad y longevidad de las abejas lo que ha obligado a matarlas cada uno o dos años para crear una nueva generación por medio de inseminación artificial.
Las producciones que tienen las abejas no solo generan una buena actividad económica por lo «curativa» que puede ser la miel, el polen, propóleo, jalea real, cera y veneno, si no esto puede traer graves riegos a la salud de las personas que lo ingieren porque las abejas muchas veces se alimentan de plantas depuradas en aguas residuales y se sabe que recogen alquitrán, colas adhesivas y muchas veces confunden pinturas en lugar de propóleo.Las abejas no solo son explotadas por está industria, también son también sometidas a la vivisección y es que los “científicos” dicen que son el mejor animal de laboratorio porque generalmente son pasivas.
Podemos evitar consumir miel, no es necesaria en nuestra salud, además ahí diversas alternativas para reemplazarla, como el sumo de frutas concentradas, sirope de manzana, melaza, azúcar, extractos de malta, siropes de maíz por ejemplo; y con mayores propiedades que las que produce el alimento para las abejas.