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>La necesidad de la acción directa en respuesta a nuestra esclavitud, el saqueo de la Tierra y la explotación animal

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La acción directa y “violenta” (para algunos) se hace sumamente necesaria contra la esclavitud y la explotación que vivimos a diario siendo sometidos por un violento Estado basado en la desigualdad y una dictadura capitalista, pero aquella acción no solo debe responder a nuestras vidas de explotados, sino también al saqueo de la Tierra y a las torturas y matanzas que viven millones de animales en el mundo.La autoridad, en otras palabras, el Estado de la desigualdad y el modelo económico imperante capitalista cada segundo avanza más y más, destruyendo la Naturaleza, asesinando animales, esclavizando y matando a nuestro pueblo mediante métodos lentos como la pobreza o el trabajo enajenado o métodos rápidos como la represión y las cárceles que se le imponen al pueblo pobre y explotado del que somos parte.Nosotros, la clase baja, ya que aunque el poder intente hacer creer de una falsa clase media, la verdad es que todos somos pobres, solo que los mal llamados de la clase media tienen tarjetas de crédito que mediante deudas disfrazan su pobreza, por esto, la clase baja, somos violentamente explotados por el sistema de dominación burgués. Por ello se hace necesaria la acción defensiva, directa y revolucionaria contra el enemigo autoritario. Si bien la crítica, la reflexión es sumamente necesaria. Debemos ir más allá y transformar nuestros pensamientos en pólvora, utilizar todos los medios posibles contra la burguesía representada en empresas, bancos, partidos políticos u otras estructuras capitalistas de control y dominación violenta.

“El pacifista necesita al rebelde que no pone la otra mejilla cuando lo abofetean, y el rebelde necesita al pacifista para comprender el mundo futuro que desea.” (Severino Di Giovanni – obrero y militante anarquista)

Como lo hemos afirmado en textos anteriores, entendemos que el pacifismo y las predicas de paz son solo bellas en el discurso porque en la práctica no hacen más que validar la violencia y explotación del Estado, además que dichas formas de “protesta” siempre plantearan reformas que no cambiarán la raíz de todas las problemáticas sociales.

Apostamos por la acción directa y revolucionaria (la que la televisión al servicio del poder llama “violenta”) porque nos aburrimos de poner la otra mejilla cuando el sistema represor y terrorista nos golpea, pero si no hay suficientes personas dispuestas a la acción muchas veces individual y anónima, el sistema y sus instituciones de explotación seguirán avanzando por toda la Tierra. Por ello es momento de fabricar bombas, sabotear y destruir toda forma de estructura capitalista que le dan vida a nuestras cadenas, es momento de la rebelión de los oprimidos, de encenderle fuego al capital, todo con el fin de construir un mundo libre, donde haya igualdad, donde haya alegría, donde no hayan amos ni patrones a los que someternos, donde no hayan pobres ni ricos, donde haya comida para todos, donde haya solidaridad, apoyo mutuo y por sobre todas las cosas autonomía y respeto por los demás. Pero para ello debemos entender que estamos en guerra contra quienes fabricaron el sistema, contra la burguesía y por esto mismo debemos plantearnos la lucha y llevarla a la práctica tanto en la organización y la conciencia colectiva en nuestros trabajos, nuestros colegios, nuestras universidades, en las calles, como en las noches donde la acción individual y revolucionaria llevará a las ruinas el sistema dominante.

“Ármate y se violento, hermosamente violento, hasta que todo reviente. Porque recuerda que cualquier acción violenta contra estos promotores de desigualdad, esta plenamente justificada por los siglos de infinita violencia a la que nos han sometido… Ármate y combate el terrorismo, quema, conspira, sabotea y se violento, hermosamente violento, naturalmente violento, libremente violento…» (Mauricio Morales)

>Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

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(“Para comenzar este texto quiero aclarar que en el, no pretendo decir la verdad, ni menos buscarla, sólo es una humilde opinión de un individuo equis que no es ni mejor, ni peor que tú”).

Estos últimos meses tanto en Chile como en otros países del mundo, han crecido considerablemente las manifestaciones sociales, ya sea, en solidaridad con los presxs políticos, con los pueblos originarios, contra los Transgénicos, Hidroaysén, movimientos estudiantiles, entre muchos otros. Miles de personas en cada rincón del país han salido a la calle a gritar y a demostrar su rabia y descontento ante lo que estamos viviendo. Todos lo han manifestado de diversas formas, algunos de forma pacífica, otros de forma violenta. A raíz de esto, se ha criticado cuál de esta es más, o menos aceptable y muchos han criticado la forma de actuar de ciertos grupos denominándolos “violentistas”. Considero que ambas formas de lucha son validas, respetables y legítimas.La violencia es totalmente legítima, no hay que expresarla, refleja la rabia, los arrebatos, las penas, las impotencias y el odio. Ante un sistema impuesto y represivo en donde ellos utilizan su violencia para aterrorizarnos día a día, haciéndonos creer que otra realidad no es posible, que no existe nada mejor, que es “natural” este estado de las cosas y que esta es la mejor vida a la cual podemos “acceder”, nos hacen pensar que debemos adaptarnos y resignarnos a vivir como ellos quieren ,haciendo, viendo, comiendo, usando, pensando, hablando y actuando como ellos quieren que lo hagamos, y a su vez haciéndonos entender que no encajar, no está permitido. La violencia es legítima, porque ellos han utilizado a su beneficio la fuerza a diestra y siniestra, durante años han matado, torturado y asesinado a millares de obrerxs, mapuches y jóvenes por el único hecho de luchar y pensar distinto. Hoy la fuerza es soberana, esto queda al descubierto cuando el gobierno abusa del pueblo sin otra arma que la represión y la fuerza, por ende, a la fuerza no se la domina con razones: a la fuerza se la domina con la fuerza. El derecho de rebelión es imprescindible, es para todos y todas. La rebeldía es la vida: la sumisión es la muerte. Ninguna revolución se ha llevado a cabo sin la rebeldía de miles de idealistas, quienes creían en un mundo mejor para TODXS. Sin ella, los pueblos vivirían aún de rodillas ante los principios de un ser divino, aún seguiríamos más esclavos de lo que hoy somos. Los rebeldes han hecho avanzar a la humanidad a lo largo de toda la historia.

Todo tipo de manifestación, protesta, desobediencia, acción, de lucha son validas. Todos los gritos son validos mientras se hagan en el nombre de la rebeldía, rebeldía a aceptar y acatar vivir tan predestinada y dominadamente. Ocupemos esta seudo “libertad” que tenemos para decir, pensar, hacer, gritar, sentir y soñar lo que queramos, este es nuestro único intento de romper nuestras cadenas, para ser libres; para ser al fin felices. Seamos lo que queramos ser sin permiso. Cada uno puede poner su grano, todos podemos luchar por lo que queramos. Cada lucha es un complemento, en la que tenemos que retroalimentar nuestras conciencias e ideas y no dividirnos más de lo que ya nos quieren hacer creer que estamos.

Sigamos saliendo a la calle sin permiso, no lo necesitamos. Todas las luchas son ramas de una misma raíz: el estado y el capital, ellos son los verdaderos culpables de todos nuestros males. Mientras comprendamos que nuestros males no se deben a insuperables fatalidades naturales, sino a causas humanas que nosotros mismos podemos destruir, cuando entendamos y nos hagamos conscientes de esto, nada podrá desviar nuestra atención. Aprendamos a luchar juntos, porque el enemigo es el mismo en todos los casos. Sin partidos, ni derecha, ni izquierda, sin colores, sin banderas, ni fronteras todos somos iguales, mientras logremos entender esto nadie podrá separarnos, llevemos el discurso a la acción, tratemos de ser consecuentes con nuestra ética y nuestros principios: con nosotros mismos.

La invitación está hecha, la hacemos todos, a cada instante. Bienvenidos sean todos y todas, hagámonos dueños de nuestras propias vidas, que la rebelión penetre en todas las conciencias. Cuando el descontento crece y el malestar se hace insoportable la protesta estalla al fin, y se inflama el ambiente.

¡A la calle, ahora!