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Entre uno de estos “avances” científicos nos encontramos los alimentos transgénicos. Es así como día a día consumimos distintos tipos de alimentos que ni sabemos cuál fue su origen y menos cual fue su proceso de crecimiento pero nos quedamos con verlos en los supermercados con una buena apariencia.Se conoce como transgénicos a aquellos organismos (como semillas) creados o intervenidos artificialmente. Obteniendo de esta forma un desarrollo acelerado y nuevos seres que no existían previamente de forma natural, con unas características determinadas buscadas por multinacionales para su propio beneficio.
Al producirse un cambio en la genética de los alimentos, éstos pueden albergar genes de virus o bacterias, e incluso pueden ser resistentes a los antibióticos, por lo que una persona que los consuma puede padecer de nuevas alergias, una disminución de su fertilidad, toxicidad en el riñón e hígado, y una posible muerte a largo plazo.
Además, la agricultura transgénica es una herramienta para:
-Consolidar, aún más, el control de las transnacionales sobre el sistema agroalimentario y socavar la soberanía alimentaria
-Agudizar la crisis ambiental
-Aumentar la erosión genética en las especies alimenticias
-Introducir nuevos riesgos para el ambiente y para la salud
-Transferir ingresos del productor a las empresas
A ello se agrega que la contaminación genética de cultivos tradicionales es irreversible, imposible de controlar y el resultado es que la semilla de cultivos tradicionales se convertirá en transgénica y se perderán, para siempre, cultivos tradicionales y la opción y el derecho a consumir alimentos no transgénicos. El modelo industrial de la agricultura transgénica no es sustentable y expulsa a trabajadores y pequeños y medianos agricultores de sus tierras. Por otro lado, estudios científicos y experiencias de campo demuestran que los cultivos transgénicos no poseen un rendimiento más alto que los cultivos naturales, son más contaminantes e introducen nuevos riesgos para la salud y para el ambiente.
Es por esto que rechazamos tajantemente una alimentación transgénica, ya que al alimentarnos de esta no conoceríamos siquiera la información necesaria de cada alimento consumido y a la vez esta estaría siendo perjudicial para el medio ambiente, los animales y para nuestros propios pueblos, los cuales deben saber de que se están alimentando y de tener la capacidad de elegir tener una alimentación sana, natural y nutritiva.
La alternativa:
Sonará sumamente difícil realizar un verdadero rechazo a la alimentación transgénica teniendo en cuenta que abastece a todos los supermercados del mundo, pero previo al rechazar estos alimentos, debiésemos rechazar al sistema que creo dicha forma de alimentación con el fin de asesinar a la gente de una forma u otra y este mismo sistema se manifiesta cruelmente en todos los aspectos negativos de la sociedad y por ello, consideramos como forma de protesta el no comprar en Supermercados u empresas multinacionales (donde se venden Transgénicos) ya que aún rechazando la alimentación Transgénica, con el solo hecho de comprarle al Supermercado la validas aún no consumiéndola por ello vemos como la alternativa de protesta y de desobediencia civil más efectiva, el hecho de las huertas orgánicas, a través de la vida de un vegano horticultor.
En un texto previo brindamos información sobre el proceso de una huerta urbana, léelo aquí.