Jill Phipps era una comprometida activista británica por la liberación animal quien cayo en dicha lucha. A los 16 años abandona la Escuela para dedicarse a trabajar y ayudar económicamente a su familia. Desde muy pequeña se interesó en el cuidado de los animales y por esto mismo se unió a la lucha de su madre contra el comercio de pieles. Tras convertirse en vegana se suma al Frente de Liberación Animal realizando diversas actividades directas, entre las cuales se destaca el asalto al Port Sunlight en 1986, cuando Jill, su madre y su hermana asaltan dicha fábrica de jabón, quienes experimentaban en animales. En está acción rompen prácticamente todo, lo que les costo ir a prisión. Donde a Jill le dieron 6 meses ya que se encontraba embarazada.
El 1 de Febrero de 1995 Fue asesinada en una manifestación contra el cruel comercio de terneros en el Aeropuerto de Conventry (Inglaterra). Permaneció de pie frente un camión de transporte repleto de animales, tal y como lo había hecho muchas veces antes, para evitar que hiciesen tan horrible envío. Esta vez el camionero decidió no parar. Fue atropellada y chafada por las ruedas. La fiscalía decidió que no había suficientes pruebas para culpar al conductor así qué quedó en libertad. Su familia culpó a la policía de su muerte. El policía a cargo de la manifestación, dijo que «Phipps había decidido tirarse bajo las ruedas del camión», pero el padre de Jill insistió que ella no quería morir, todavía tenía un hijo al quien criar.
Actualmente en Inglaterra se instalo una reforma legislativa que de haber existido en la época de la muerte de Jill, tal bloqueo de los camiones le hubiese supuesto diez años de prisión.
Jill no ha sido la única persona asesinada. Steve Worbly y Mike Hill fueron asesinados mientras protestaban contra la caza de perros inglesa. Un activista en la India fue despedazado mientras realizaba actividades políticas. Much@s otros han sido atacados y gravemente heridos.
Nosotros, quienes aún vivimos (encadenados), podemos hacer que la muerte de Jill y de muchos otr@s no sean pérdidas en vano. Realiza acciones directas, motiva manifestaciones, difunde el mensaje de la liberación tanto de los animales (incluyéndonos) como de la Tierra. No te rindas por muy difícil que parezca. “La única batalla perdida, la que no se llevo acabo”
La esclavitud de la sociedad moderna recae en el consumo y las consecuencias de ello lo vemos en nuestro vivir. Partiendo de la base que son los aparatos de comunicación del sistema económico quienes nos imponen segundo a segundo nuevas y falsas necesidades (a veces ocultas bajo el nombre de “modas”) a las cuales nosotros: esclavos del consumo, corremos motivados por ese autocreado “deseo” a comprarlas.
Nos hemos dejado cegar para creer en el “poseer” y no en el “ser”, estamos convencidos que acumulando «cosas» estamos supliendo todas nuestras «necesidades» (desde fisiológicas hasta de afecto) y no es de extrañar, porque la televisión de la mano con la publicidad nos han mostrado desde temprana edad que debemos tomar «Coca Cola» para ser felices, usar zapatillas “Nike” para caminar mejor o consumir animales para ser más fuertes. Pero estos tres últimos ejemplos representan el inicio de una cadena de mentiras que el sistema ha instalado como verdades. Por ejemplo, sobre el costo de esa felicidad que pretende ser la Multinacional Coca Cola, se explotan acuíferos mientras a Indígenas en Chiapas se les corta el agua por adeudar 50 pesos, esas bebidas que se suponen como “felicidad” demoran cerca de 1.000 años en biodegradarse, mismas bebidas que son fabricadas por miles de niños explotados. Muy similar a lo que cuesta “caminar mejor” utilizando Zapatillas “Nike”; poderosa corporación la cual toda su mano de obra es de niños explotados en jornadas de 13 y más horas al día, mismos niños que no entienden ni de modas ni de “caminar mejor”. Y sobre el tercer ejemplo de consumo, referente a la falsa “necesidad” de consumir animales para ser más fuerte; una mentira que conlleva el genocidio diario de las demás especies que habitan el planeta, muchas de ellas, ya vistas como meras maquinas, como propiedades y no como seres que sienten y desean igual que nosotros. Sobre los tres ya mencionados ejemplos, nos podemos encontrar con tres de muchas mentiras, porque la felicidad no tiene nada que ver con consumir una bebida (todo lo contrario) o que el caminar mejor tenga relación con usar una marca de zapatillas o que el consumir animales nos haga más fuerte, cuando los hechos nos demuestra que una dieta libre de animales es mucho más sana.Pero aunque los hechos y las consecuencias del orden y modelo de vida que impuso el sistema demuestran su daño y crueldad, la sociedad sigue cegada aceptando voluntariamente la esclavitud del consumo. A lo que debiésemos hacer una guerra, partiendo por cuestionarnos nuestro comportamiento en el día a día, nuestras vidas muchas veces egoísta y nuestra ciega obediencia que debiese transformarse en desobediencia con fin de combatir al verdadero enemigo. Y si el miedo te detiene a desobedecer, debes saber que nunca conocerás la felicidad, por el contrario seguirás creyendo que esta no existe, mientras alimentas tu vida de deudas, tu vida de presiones acompañada con manifestaciones de egoísmo, de depresión, dependencia y soledad.