>Exigen al rector de la Universidad de Guadalajara poner fin a la tortura en el CUCS

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El Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, Alfredo Jalife Rahme, Sanjuana Martínez, Lydia Cacho, Raúl Peimbert y Javier Solórzano, además de un sinúmero de periodistas y escritores extranjeros, quienes aseguran amar a los animales, exigen al Dr. Marco Antonio Cortés Guardado, Rector General de la Universidad de Guadalajara (México), detener inmediatamente la tortura o experimentación animal en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).Fotografía: Están realizando maniobras en el cuello y cabeza del animal, pero el intestino ha protuído totalmente. Los estudiantes están sin gorros, los barbijos mal colocados y apoyan los guantes en la mesa no estéril. Si aprenden de este modo, harán lo mismo con los pacientes humanos: falta de prevención, falta de sensibilidad y nulo respeto por las normas.

En su petición, refirieron que no obstante que la Coalición de Grupos Defensores de los Derechos de los Animales había dirigido oportunamente un escrito al Rector del CUCS con copia al Rector General de la Universidad con el objeto de tratar algunos puntos en reuniones que les solicitaron, como única respuesta por parte de los académicos, había sido la distribución en el CUCS de un volante con un mensaje ofensivo que sólo exhibe el desprecio y la falta de respeto a los seres vivos y a su capacidad de sentir dolor, lo que pone en duda su calidad moral y académica.

Por otro lado, hicieron énfasis en que se está exponiendo peligrosamente la salud de los estudiantes, al ignorar leyes en materia de higiene y sanidad, lo que contraviene al artículo 4º constitucional y otros ordenamientos, y se refirieron a unas fotografías de prácticas con animales en los laboratorios del CUCS, con los comentarios del Dr. José Luis Rodríguez, Médico Cirujano y Ex-Jefe de Trabajos Prácticos de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, quien es además, presidente de la Asociación Para la Protección de Animales de Tres Arroyos, una de las más importantes de Argentina.

Estos personajes y los demás firmantes, reseñaron también la ociosidad e inoperancia del Centro de Alternativas al Uso de Animales en la Enseñanza (CAAE), cuya verdadera función es para presumir en el extranjero que el CUCS es un centro universitario a la vanguardia en técnicas alternativas al uso de animales, lo que es una falsedad. Esto se confirma con el mensaje del volante que está siendo repartido en el CUCS, que afirma que «*material biológico es accesible económicamente y el costo de los maniquíes simuladores solo lo es para países del primer mundo. *No se cuentan con recursos necesarios para mantenimiento y reparación de los simuladores.».

El «material biológico» al que se refieren (perros sin hogar) son seres con misma capacidad de sentir placer y dolor que los humanos y que tienen una inteligencia equivalente a la de un niño de 2 años.

Cuando prácticamente todas las Facultades de Medicina del mundo han cesado hace décadas con este método aberrante e inútil de aprendizaje, las autoridades de la Universidad de Guadalajara persisten en su error que ocasiona enorme sufrimiento a centenares de perros todos los años y una pésima experiencia para los estudiantes.

El médico no solamente debe tener conocimientos científicos, sino esencialmente respeto por la vida.
Si a estos estudiantes le enseñan que los pacientes son descartables, que luego de sus prácticas se mueren o los matan, careceran de ese respeto a la vida y de la sensibilidad necesaria para ejercer la medicina.

Los miembros de la Coalición de Grupos Defensores de los Derechos de los Animales, vinculan la circulación del referido volante con una gran manta que fue simultáneamente instalada en los muros del edificio «O» del CUCS, que contiene un mensaje en el mismo sentido que los volantes. La Coalición acusa de estar desinformando a la comunidad estudiantil, ya que el volante hace referencia a la NOM-042-SSA respecto del uso de material biológico, siendo que es la NOM-062-SAGARPA la que regula esta cuestión.

Fotografía: La práctica terminó. El «material» (un ser vivo con sentimientos) queda en la camilla esperando la muerte luego de que realizaran sobre él prácticas sin sentido y sin ningún tipo de método científico.

Las dos fotografías corresponden a la experimentación o más bien tortura qué se les está efectuando a perros sin hogar en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara (México).
Desde El Activista manifestamos nuestro enérgico repudio y accionar ante tales macabros experimentos por parte de la facultad universitaria.

(Noticia en desarrollo)

>De animales no-humanos, humanos y máquinas de jerarquización

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“No somos ángeles ni computadoras, sino animales. (…) Por eso nuestra celebración de los animales es una autocelebración. Y nuestra conciencia animalista es un componente esencial de nuestra propia autoconciencia.” Jesús Mosterín

La frase anterior, tomada del filósofo animalista Jesús Mosterín, no fue puesta allí como expresión de elegancia en la escritura (elemento probablemente ausente en este texto). Antes bien, traigo a colación esas palabras iniciales porque son capaces de cuestionar una idea que se ha naturalizado, la de que existe una radical división entre “lo humano” y “lo animal”. Así pues, sostendré que tal división es producto de la construcción simbólica de la superioridad humana ligada a una máquina de jerarquización concreta (fundada, como toda máquina de jerarquización, en relaciones de poder).

Escribo en medio, y a propósito, de dos sucesos importantes: 1) la muerte de “Sacha” -perra entrenada en la búsqueda de explosivos y minas antipersonales- durante la “Operación Sodoma” en donde fue asesinado el guerrillero de las FARC Víctor Julio Suárez Rojas o “Jorge Briceño”, más conocido como el “Mono Jojoy”. Y 2) la celebración antecedente del “día mundial de los animales”. Es decir, me ubico en el contexto de guerra que nos incumbe directa o indirectamente, querámoslo o no, a quienes (pero no solo a quienes) habitamos ese espacio económico, político, social y cultural al que han decidido llamar arbitrariamente Colombia. Asimismo, me sitúo como alguien que celebra y respeta profundamente la miríada de singularidades que constituyen los animales no-humanos.

El “día mundial de los animales” remite comúnmente a Florencia, Italia, lugar donde se reunieron un conjunto de ecologistas durante una convención, efectuada en 1931, que dio pie para la celebración que se repetiría anualmente e impulsaría eventos alrededor del globo cada 29 de abril. No obstante, originalmente el día de la festividad era el 4 de octubre: día de San Francisco de Asís, “patrono” de “los animales y el medio ambiente”. Hoy por hoy, el 4 y el 29, muchas comunidades religiosas, y principalmente las católicas, destinan un tiempo para la “bendición de los animales”.

No solo el 4 tiene ecos en el 29, la “Edad Media” de Francisco de Asís tiene “ecos” en la “Modernidad” o “Postmodernidad” (para quienes gusten del término). Ya que precisamente en esa “época oscura” y aparentemente lejana fue donde emergieron con fuerza las grandes preocupaciones por establecer los límites entre “el hombre” -como sinónimo de “lo humano”- y “el animal”. Para ese entonces el discurso hegemónico entendía “lo humano” como un compuesto de alma y cuerpo, el alma vendría a ser la mejor parte puesto que llevaba la impronta de Dios. Consecuentemente, el hombre era hombre en virtud de su alma racional, de la racionalidad con la que dominaba su cuerpo y entorno. “El animal”, de forma opuesta, se mostraba incapaz de autocontrol. La conclusión era obvia: unos se hallaban fabricados y fabricadas para gobernar y otros para ser gobernados.

El discurso dualista alma racional/cuerpo y gobernante/gobernado, se prolongará hasta nuestros días filtrado por el pensamiento cartesiano y por mil y una teorías científicas o no. Incluso ante la ruptura radical que supone el trabajo de Darwin. La “cultura”, el “lenguaje”, la “racionalidad” en sus diferentes empaques, etcétera, jugarán el papel de las cualidades divinas que nos posicionan por encima de “lo animal”. Este discurso no pone sencillamente de manifiesto capacidades diferentes sino que, antes bien, intencionalmente o no, selecciona unas cuantas y les otorga la fuerza capaz de reproducir relaciones de dominación. La competencia interespecífica, la cadena trófica, etcétera, en tanto naturalizaciones esencialistas (pasando por alto los comportamientos cooperativos, los elementos comunes, entre otras cosas) integrarán igualmente ese mundo simbólico destinado a perpetuar constantemente relaciones de poder. “Los animales”, desde la perspectiva de la dominación, deberán por su naturaleza ser nuestro alimento, vestimenta, entretenimiento… ser nuestros esclavos y esclavas .

Teniendo en cuenta lo dicho, la muerte de “Sacha” no nos parece extraña, y aunque muchas personas expresen su sentimiento de pesar, éste no logra romper con la maraña simbólica. “Sacha” es claramente una víctima, una víctima de conocimiento público, sin embargo, hay otras víctimas animales-no-humanas de la guerra y la industria militar en todo el mundo. Al igual que “Sacha”, ellas son obligadas a experimentar horrores que les deberían ser ajenos: minas, explosivos de diversa índole, ataques a zonas concretas, abandono en entornos post-bélicos, experimentos en sus cuerpos con fines de desarrollo de nuevas armas, “animales-bomba”, animales-no-humanos usados como recursos en general, animales-no-humanos asesinados con el fin de entrenar a cirujanos de guerra, y la lista sigue.

La construcción simbólica de la superioridad humana, a su vez, tiene lugar en una compleja máquina de jerarquización cuya cúspide es ocupada por “lo humano”, luego viene “lo animal” compuesto por “animales de compañía”, en peligro de extinción, “silvestres”, “de consumo” y finalizando en los invertebrados. Este tipo de máquinas funcionan sobre la base de garantizar los intereses de quienes ocupan la punta y, básicamente, permiten que unos actúen para otros u otras y no para ellos mismos y ellas mismas. Podemos citar otras máquinas de jerarquización ya no instituidas sobre la “especie” sino sobre la “raza”, el “sexo”, la “clase social”, etcétera. El patrón fundacional es el mismo: el poder, el trato de otro u otra como un medio y no como un fin en sí mismo, la satisfacción de unos intereses a costa de los de los otros y otras. Análogamente, el componente simbólico conduce al lugar de la naturalización de las relaciones: “los animales deben ser comidos, deben ser domados”, “las mujeres están hechas para parir, criar y dedicarse a las labores del hogar”…En el escenario planteado -y teniendo en cuenta que las máquinas sostienen relaciones entre ellas para crear realidades ultra-complejas (no es azaroso que el mundo “esté diseñado” para “humanos machos blancos de clase alta”)- lo mejor que podemos hacer es luchar por la ABOLICIÓN de las jerarquizaciones en todas sus formas. Así como, por ejemplo, el “día del trabajo” deberá reivindicar el fin del trabajo alienado y de las clases sociales, en el día mundial de los animales-no-humanos se deberán escuchar gritos de rabia y esperanza por la total abolición de la esclavitud y subordinación animal no-humana. Ese, en mi opinión, es el camino que nos garantizará realmente que seres como “Sacha” no mueran en medio de millones de guerras que tienen sus orígenes no solo en las desigualdades de clase social, sino en todas las demás relaciones de dominación, exclusión y opresión que inundan el planeta entero.

Texto de origen externo escrito por Iván Darío Ávila Gaitán e incorporado al Activista (No es el autor) por uno de sus administradores.