La caza de tiburones es una práctica cruel y destructiva que involucra atrapar al animal, córtale sus aletas y desechar el resto del tiburón, que comúnmente continúa vivo cuando es lanzado al agua para que se desangre y muera. Se estima que mueren 100 millones de tiburones al año, lo que es un tremendo daño a la población de esta especie.
Las aletas de tiburón son consideras un “manjar” en algunas partes del mundo, especialmente en el este de Asia. Un plato de sopa de aleta de tiburón puede alcanzar un precio muy alto, convirtiendo a los tiburones en especies sumamente rentable para los pescadores, lo que implica que la demanda por ellos aumente a medida que crece la población asiática. Distintos de países del mundo, entre los que se destaca Cuba, han prohibido durante el último tiempo la caza por las aletas de tiburón. Pero estas prohibiciones son complicadas de monitorear en cualquier lado, especialmente gracias al hecho de que los tiburones emigrar regularmente a través de las fronteras internacionales. La caza de aletas todavía es altamente practicada alrededor del mundo en lugares tan apartados como Australia, lo que termina causando un declive en estas especies. Los tiburones azules están particularmente bajo riesgo; algunas autoridades estiman que el 90% de las aletas conseguidas son de esta especie del animal.
En la comunidad médica, son muchos los que validan la baba de caracol y junto con ello argumentan que para que los cosméticos elaborados con estas secreciones posean las propiedades regeneradoras y antioxidantes con que se publicitan, éstas deben haber sido extraídas cuando el animal está estresado. Cremas, lociones humectantes y geles en base al extracto del caracol han generado un rápido, corrupto y gran negocio cosmético. Negocio cosmético argumenta: Los caracoles tienen la capacidad de regenerar sus tejidos y gracias a su baba que es extraída mientras el caracol se traslada, ahora puede aplicarse en el rostro humano, para prevenir el envejecimiento de la piel y combatir problemas como manchas, cicatrices y acné.
La verdad de la baba de caracol: La especie de caracol que hoy se cultiva en los criaderos, tiene el nombre de “Cryptomphalus Aspersa” cual se usa para fines gastronómicos y dermatológicos.
Según expertos, para que los cosméticos a base de baba de caracol sean eficaces como dicen ser, deben ser elaborados con la secreción que el caracol genera para defenderse ante determinados estímulos externos, como radiaciones o estrés mecánico, lo que deja completamente anulada la idea de que la baba utilizada para hacer cosméticos es la que el caracol genera al momento de desplazarse.
Esta secreción obtenida del caracol “cryptomphalus aspersa” en su estado de estrés, es extremadamente rica en proteínas y polisacáridos, responsables de su actividad generadora. Pero es totalmente falso que la baba utilizada en la fabricación de cosméticos, sea la de desplazamiento, ya que esta carece de actividad biológica y cuya única función en el caracol es permitirle su movilidad.
¿Por qué creemos que la baba de caracol no es lo que sus vendedores dicen que es? Vea el siguiente video e infórmese: